LIBERTAD EN CRISTO -- Lloyd Jones

por el Dr. R. L. Hymers, Jr.

Un Sermón predicado la Tarde del Día del Señor, 1 de Mayo de 2005
en el Tabernáculo Bautista de Los Angeles




Esta noche daré un sermón adaptado de uno que dió el Dr. Martyn Lloyd-Jones en Inglaterra en 1931. El Dr. Lloyd-Jones es uno de los predicadores más destacados del siglo veinte. Su predicación fue acompañada por grande avivamiento en los años treinta. El Dr. Lloyd-Jones no fue instruído para el ministerio en escuela Bíblica ni teológica. Él era un medico asistente especial de Lord Horder, el médico personal del Rey, el cual era un puesto muy alto en el campo médico de Inglaterra en aquella época. El Dr. Lloyd-Jones renunció a su puesto honorable puesto medico para hacerse predicador. Humanamente hablando, esa fue una de las razones de su gran éxito en la predicación. La gente viajaba millas para oir al jóven "Doctor" que había abandonado su puesto bien pagado para predicar el evangelio. Y esta era una de las razones por las que su predicación era tan diferente y asombrante a sus oyentes. El Doctor Lloyd-Jones predicaba diferente. Él no tenía miedo de molestar a la gente con sus sermones. Si escuchas este sermón con cuidado te darás cuenta de que es revolucionario - aun hoy. Desenmascara muchos de los errores de la predicación moderna, y si pones atención te cortará y expondrá tu corazón pecaminoso. Deja que el "Doctor" le haga cirugía a tu alma. Yo he abreviado el sermón y lo he adaptado al siglo veintiuno.

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32).

A menudo he pensado que una de las mejores formas de saber si estás predicando correctamente es ver si cierto tipo de persona tiene objeción en contra de lo que estás diciendo o no, y te guardan rencor por decirlo. Con eso no quiero decir que los predicadores deben tratar deliberadamente de airar a la gente. Pero me parece obvio al leer la Biblia y la historia Cristiana que la mejor de las predicaciones siempre ha enojado a cierta tipo de persona. A la vez, la peor de las predicaciones siempre ha tendido a calmar a la gente, a adormecerles en un sentido falso de seguridad. Y no cabe duda que la mayoría de la predicación de nuestro tiempo no sirve, y es posiblemente la peor que jamás se haya producido en la historia de la Cristiandad. Una de las razones principales en la disminución de la asistencia a la iglesia yace en el atentado de conciliar complacer a todo el mundo. Y yo creo que gran parte del problema se debe a que a cierta clase de gente débil se le permite decidir lo que tiene objeción en un sermón.

No estoy hablando de cuán fuerte o cuán suavemente el predicador habla. Tú puedes llegar al púlpito de alguien con voz de trueno y leer sermones de Johnathan Edwards o W. P. Nicholson en voz baja y causar un revoltijo entre los miembros de la iglesia. Esto no es causado por el sonido de una voz fuerte, sino por el contenido mismo del sermón. Y ésta, creo yo, es una de las razones principales por las nuestras iglesias declinan. El evangelio se ha hecho tan inofensivo y sin amenaza que ya no se toma seriamente como una posible teoría alterna de vida. Nos dicen que "la predicación de hoy no salva a la gente". Pero hay algo peor que eso. La predicación de hoy ni siquiera enoja a la gente. No los molesta lo suficiente para hacer algun cambio en sus vidas. La predicación de hoy deja a la gente exactamente donde están, sin enojarlos, y sin la más mínima molestia.

Al leer los cuatro Evangelios no hay nada más claro de que Cristo, en Su predicación, tuvo uno de dos efectos en su congregación - Él o los salvaba o definitivamente los antagonizaba. O eran salvos o se enojaban. La predicación de Cristo convertía a la gente o le causaba poner objeción, perseguirlo, o acusarlo, eso caracterizó la predicación de los Apóstoles a través del libro de Los Hechos. Y a través de la historia de la Cristiandad, en tiempos de avivamiento y despertamiento, la predicación siempre ha regresado al patrón establecido por Cristo y los Apóstoles. La predicación vital, viviente, como de Cristo siempre exige una decisión, y siempre causa que cierto tipo de gente se enoje, objecione, y a veces hasta haga amenazas. La ausencia de dicha molestia o enojo muestra que el predicador no habla como lo hicieron Cristo y los Apóstoles - o como Whitefield, Wesley y los otros predicadores de gran avivamiento. Esta es la seña universal de la falta de poder y de la impotencia de la predicación moderna.

¡Piensa en el contraste entre la predicación del Nuevo Testamento y lo que oyes en las iglesias hoy en día! Se dan sermones perfectamente inofensivos y sin vida. Son mesajes cortos "con propósito", de "pensamientos positivos", charlas de motivación, exposiciones Bíblicas verso-por-verso, o a veces diatribas en contra de gente que no está presente, tal como los Católicos, o los liberales. Estas frases describen mucho de la predicación moderna. ¡Qué lástima! No se hace ni se dice nada que moleste a nadie en la congregación. Ciertamente eso no molestaría ni irritaría a ningun oyente. Así la predicación moderna ha abandonado el ejemplo de Cristo y de los Apóstoles.

La iglesia es considerada una farmacia donde se dan mezclas suaves y estupefacientes para dar facilidades y consolar a todos y dejarlos tal como estaban. Todo aquel de rompe estas reglas, y cuya predicación molesta a los miembros de una congregación es considerado predicador objecionable, que asusta. Él no les es agradable y es acusado de dar su propia opinión en vez de predicar el evangelio, lo cual se dice ser una repetición constante de lo que ya han oído antes.

Pero la mejor y más grande razón que molesta a la gente es que el hombre simplemente y honestamente está predicando el evangelio de Jesucristo. ¡Mira a los cuatro evangelios y la cuenta que tenemos de la predicación de los Apóstoles en el libro de Los Hechos! Si alguna vez hubo alguien que entendiera y predicara el amor de Dios era Jesucristo. Pero, ¿cuál fue el efecto de su predicación? ¿Se fue la gente a casa, después de oirlo predicar, sonriendo y contenta, sintiéndose satisfecha de sí misma y segura de su salvación? Lee las páginas del Nuevo Testamento y halla la respuesta. Lee especialmente las páginas del Evangelio de Juan. Lee lo que él escribió de la predicación de Cristo. En el Evangelio de Juan, verás que, de vez en cuando, por ciertas cosas que Cristo predicó, "muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él" (Juan 6:66). Esa vez las palabras de Cristo causaron que cierto número de gente fuera a casa decidída a nunca volver a escucharlo predicar otra vez. No hay frase más común al fin de Sus sermones que esta: "procuraron otra vez prenderle" y "tomaron entonces piedras para arrojarselas". Casi cada vez que Cristo predicó, cierto tipo de gente discutía cómo prenderle, o destruirle.

Ya no necesito explicar más. No se puede decir de ningun modo que el evangelio como Cristo lo predicó, era fácil de escuchar. Su predicación nunca dejó a la gente igual que antes. O los asombraba o los enfurecía. Porque "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado…" (Juan 3:18). Si no eres salvo por oirlo, eres condenado por él. Una cosa es segura. No puedes ser indiferente a ello. No es que Cristo quisiese condenar a la gente. Él vino a salvar, no a condenar. En vez, el evangelio mismo salva al hombre o lo condena. Es imposible que el evangelio no tenga efecto alguno, y que lo podamos oir y permanecer exactamente donde estabamos antes. Hay una ofensa en el mensaje de Cristo, en el sentido de que enoja a cada persona inconversa. Cuando Cristo dijo que Él vino a salvar a la gente, Él implicó que necesitaban ser salvos, y que sin Él estaban perdidos. No nos gusta admitir que estamos perdidos. Molesta a nuestra dignidad y estima propia. Y hallamos tanta objeción como los Judíos cuando Él dijo: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".

Lee lo que le pasó a la gente que escuchaba a Cristo ese día. En el verso 30 se nos dice que "Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él". En otras palabras ellos creyeron que lo que Él decía era verdad y que Él en verdad era el Mesías. Desde ese punto ellos aceptaron lo que Él dijo. Pero Él siguió hasta llegar a decir "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libre" (Juan 8:31-32). Cuando Cristo dijo eso, estas mismas personas que creyeron en Él se voltearon en asombro y dijeron: "Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?" La objeción de ellos nos parecerá sorprendente a menos pensemos más a fondo. Nos dan ganas de preguntar: "¿Cómo pueden tener objeción en contra de la declaración de Cristo de hacerles libres?" Nosotros pensamos: "Mejor se hubieran sentido alegres de oirle decir que la verdad los haría libres". Pero no los alegró. Los molestó y los enojó - por una razón muy obvia. La promesa de Cristo de hacerlos libres mostraba que sí eran esclavos. Aunque ellos creían que Él era el verdadero Mesías, rechazaban la idea de que había algo malo en ellos del modo en que estaban. Ellos dijeron: "Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?"

¡Ah! El evangelio de Cristo está bien con tal de que no me lo appliqués a mí personalmente. Cuando se hace personal, la gente halla objeciones. Una cosa es sentirse triste al ver una película o al escuchar de la passion y muerte de Cristo en la cruz. Pero recuerda, si crees que Cristo murió en la cruz para salvarte, quiere decir que tú estás en una condición terrible, y solamente Su muerte puede salvarte. No hay cosa alguna que nos condene tanto como aquella Cruz y Su muerte, las cuales eran necesarias para salvarnos.

¿Alguna vez te has visto tan pecador que nada, sino solo Su muerte puede salvarte? Si no, entonces estás exactamente en la misma posición de aquella gente en Juan 8. Tú crees que Jesús era el Hijo de Dios. Tú crees en Él. Pero no crees en Él. Creer cosas sobre Él no sirve para nada, tal como se los mostró a aquella gente de Juan 8. ¿No es ese tu problema esta noche? ¿No es cierto que te gusta oir acerca de Cristo, pero a la vez te disgusta cuando te dicen sobre tu necesidad de la conversión? ¿Por qué es? Bueno, es porque a tí no te gusta oir que estás "muerto en pecado". No importa cuanto cambie la vida, hay una cosa muy arraigada en la naturaleza humana que nunca cambia - y es la buena opinión que la gente tiene de sí misma. Nos gusta oir el evangelio cuando apela a nuestras emociones, pero cuando promete "hacernos libres" y darnos libertad muestra que estamos esclavizados al pecado. Y no quieres pensar en eso. Y toda tu dificultad está centrada en tu falsa idea de la libertad.

Ahora la primera cosa que se aclara aquí es que tu falsa idea de lo que es la libertad te ciega a tu esclavitud al pecado. Talvez no te das cuenta de que estás esclavizado y en cautiverio. Por ser linaje de Abraham, aquellos Judíos rechazaron la idea de necesitar que Cristo los hiciera libre. "Bueno", dijeron ellos, "jamás hemos sido esclavos de nadie". Se les olvidó que habían sido esclavos en Egipto y después en Babilonia. ¡Olvidaron que estaban virtualmente esclavizados allí mismo por el ejército de Roma! Dijeron: "Ya somos libres". Ese pensamiento les puede llegar a muchos de ustedes esta noche. Bueno, eres Americano. Tienes ciertos "derechos innegables, a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la felicidad", dados en la Declaración de Independencia [de E.E.U.U.]. Ese es uno de los mejores temas jamás escritos. Sin embargo te digo que aunque los Americanos tienen libertad de ese modo, tú puedes estar miserable e infelíz por dentro porque eres esclavo de tu naturaleza depravada, y del pecado, y de Satanás.

La gente a la que Cristo le tenía más lástima era a la que se creía ser libre. Según Él, el dictador que debe ser más temido es el de tu propia naturaleza esclavizada. John Bunyan, al ser echado en prisión por predicar el evangelio, tuvo una libertad que aquellos que lo encarcelaron nunca conocieron. Los mártires Cristianos que fueron quemados vivos siempre tuvieron lástima y oraron por la gente miserable, esclava del pecado que los mataba.

Piensa sobre aquellos que dicen tener libertad de pensamiento. "Me niego a ser esclavo de tradiciones viejas y de ideas fuera de moda" dicen ellos. "Yo soy original. Yo pienso por mí mismo". Mostraré la falsedad de esa declaración. Aparte de la libertad que Cristo da, solo hay jactancia. Tus ideas de la vida y de la religión no salieron de tu "libertad de pensamiento" para nada. Tus ideas vienen de tus padres, de tus amigos en la escuela y en la universidad, de tusmaestros y profesores - todos contribuyeron de gran modo a lo que piensas, a lo que llamas "libertad de pensamiento". ¿Ya te has dado cuenta de que los puntos de vista y las opiniones de la genta cambian con las circunstancias? ¡Y se jactan de ser libres! Puedes decir lo que quieras pero no puedes pensar lo que quieras. Estás atado de pies y manos por los prejuicios y por lo que se hereda y por las influencias ambientales. Literalmente estás esclavizado por esos factores que te han hecho quien eres.

Cuan triste y necio es todo lo que oímos hoy en día acerca de la libertad de pensamiento. [Piensa en los maestros de la escuela donde tú asistes. ¿Tienen libertad de pensamiento? O están como el Dr. Lloyd-Jones dijo: "Atados de pies y manos por los prejuicios y por lo que se hereda y por las influencias ambientales"?] En esta tal llamada libertad, tú estás en esclavitud de dictador del Diablo y del pecado. Todo el tiempo la gente oye una voz dentro de sí, que les dice: "Hipócrita, cobarde, persona pecadora". ¿No te sientes así - algunas veces? Tratas de ahogar la voz interna, pero aun está allí - para atormentarte con el hecho de que no eres verdaderamente libre. Esta voz dentro de tí, que va donde tú vas, se burla de tí y te llama hipócrita. ¿No es cierto? Todo tu pecado te alcanzará de un modo u otro. La Biblia dice: "vuestro pecado os alcanzará". Pronto tu pecado te alcanzará. No te dejará solo. Todos los pecados que has cometido se pondrán delante de tí y te condenarán, y te acusarán. Podrá suceder en una pesadilla al dormir. Todas las cosas que has hecho o no has hecho te espantarán de un modo u otro. Te molestarán y atormentarán - y no las podrás evitar. "sabed que vuestro os alcanzará". ¿Libertad verdadera? ¡Ninguno de ustedes la tiene! Dentro de tí está tu oposición a Dios. No lo puedes escapar, porque está en tu mero corazón. Ese demonio que va dondesea que tu vas, y conoce cada pensamiento y acción, te sigue esclavizando, y no lo puedes evitar ni deshacerte de dicho pensamiento que te molesta, de que eres pecador e hipócrita de corazón.

¿Necesito decir más sobre la esclavitud y el cautiverio al pecado? Cualquier persona que piense a fondo se dará cuenta de que es esclavo de su naturaleza pecadora. Además, Cristo aclara que no te puedes liberar de la culpa y la esclavitud de tus pensamientos y acciones pecaminosas. Él dice: "La verdad os hará libres". Tú no puedes liberarte a tí mismo, o ya lo hubieras hecho mucho tiempo atrás. Pero, gloria a Dios, tú puedes ser libre. "La verdad os hará libres" (Juan 8:32).

La religión que no libra a la gente no tiene ningun valor. Mucha gente es esclava de la religión. Esa no es la libertad que Cristo promete. Es solamente creencia vacía basada en lo que otros han pensado y dicho de ella. La fe que libera a una persona es la que alumbra sobre el alma y hace a la persona decir: "Yo sé ahora que esta es la verdad de Dios. Cristo ha tocado mi corazón y ha cambiado mi vida. Yo sé que Cristo es verdadero. Aunque todos a mi alrededor lo nieguen. Yo sé que es cierto".

La verdad que libera a la persona es de lo que Pablo escribió en Gálatas, "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio difirente del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gálatas 1:8). Bueno, ¿qué es el evangelio? Es que Jesucristo, el Hijo de Dios, murió en la Cruz para cancelar el poder del pecado, y al hacerlo Él borró la deuda pecaminosa de la humanidad, y por el poder de Dios un hombre puede nacer de nuevo a vida eterna por conocer a Jesucristo.

¿Cómo puedes ser felíz y libre con una carga de pecados sobre tí? ¿Cómo puedes ser libre cuando la voz en tu corazón aun está consciente de culpa? Pero cuando vienes a Cristo, Él borra tus pecados, y tú sabes que estás perdonado por Dios por medio de Cristo. Ahora ya tienes más poder que el Diablo. Ahora tú tienes el poder que sobre la muerte "en victoria". Tus pecados pasados se han ido y eres libre. En el verso 36, Jesús dijo: "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36).

Eso es lo que quiere decir que la verdad os hará libres. No es confianza en uno mismo, sino confianza en Cristo. Dependiendo en Él, ¿qué hay que temer? Aunque soy débil, Él es fuerte. No necesito temer. No necesito preocuparme. Su poder es eterno ¡y en Su fuerza yo soy libre! ¡Cree en Cristo y serás libre! "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres". ¿Vendrás a Él? ¿Confiarás en Él? ¿Permitirás que Él te haga verdaderamente libre?

Jesus y su trato con las mujeres -- J. Piper

FRUTOS DEL AMOR DIVINO -- J. N. Darby

Todas las citas bíblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versión Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, además de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:

FRUTOS DEL AMOR DIVINO
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira."

(Léase Romanos 5: 6-11)
Hemos llegado a aquel período en la historia de las relaciones de Dios para con los hombres, cuando Su amor se revela como perfecto, en conexión con la cruz de Cristo. La verdadera condición del ser humano - desde Adán hasta Cristo - ha sido ya considerada en sus diversas fases: Dios en su mucha paciencia ha realizado una prueba perfecta de lo que el hombre era, y sigue siendo; y el resul­tado es él que se encuentra sin nada absolutamente bueno delante de Dios. Ésta es la triste, tristísima condición de todo "el que nace de mujer" (Job 25:4). Más de cuatro mil años de prueba y toda justa tentativa bajo todas las circunstancias posibles en que el hombre ha sido colocado, han demostrado su verdadero carácter y condición. Pero no sólo se halla él desprovisto de todo lo bueno en la presencia de un Dios clemente y misericordioso, sino que hay en su corazón y en sus actos, la presencia de todo lo malo. Negativa y positivamente, en principio y en práctica, es el hombre esencialmente impío.
Dios supo esto desde el principio; pero es sólo después de haberlo probado plenamente cuando puede tomar Su lugar hacia el pecador en la persona de Cristo Jesús, conforme a la grandeza de Su amor y las riquezas de Su gracia. Éste es un punto de inestimable importancia práctica en la historia de las almas. ¡Cuántas veces hemos visto un creyente novicio sumamente turbado y sin disfrutar la paz de Dios, porque experimenta que hay muchas cosas en su interior que son contrarias al Señor! Y él se pregunta: - ¿Cómo puedo creer que Dios me ama? ¿Cómo puedo imaginarme que Él oye mis oraciones? ¿Cómo estaré seguro de ser Su hijo, con todo el pecado que mora en mi interior?
Dicha inquietud es natural, y hasta cierto punto es bueno estar turbado a causa del pecado interior; pero el objeto que se propone Satanás es que el alma no salga de este estado, haciendo que se ocupe en buscar evidencias interiores, y de este modo acosar e inquietar al débil en la fe. Tales almas no han aprendido la gran verdad que el apóstol está anunciando aquí y que estamos considerando ahora: el amor perfecto de Dios hacia el pecador (después de la prueba que Aquel hizo con el hombre), basado en la obra perfecta de Cristo. Una vez conocida y apreciada esta grande, consoladora y pacífica verdad, todas las dudas, temores e inquietudes desaparecen inmediatamente. Nada sino una perfecta paz y un gozo inconmensurable debiera llenar el alma del creyente, y nada debería inquietar su dulce calma. Ha venido a ser una sola cosa con Cristo en la resurrección - fuera del alcance de cualquier enemigo - y poseedor de Sus "inescrutables riquezas".
Si Dios hubiera manifestado Su amor hacia el hombre antes de haber probado lo que había en éste, se hubiera 'arrepentido' después (como dicen muchos a causa de la ingratitud y desobediencia humanas; con demasiada razón pudiéramos dudar entonces de lo que Dios dijera ahora, en caso de que Él no se alejara de nosotros) abandonándonos por ser tan realmente depravados. Pero, ¡oh preciosa! ¡bendita!, sí ¡verdad tres veces bendita para nuestras almas! No fue sino después de haber probado la terrible culpabilidad del ser humano en la muerte del Señor Jesucristo el amado Hijo de Dios, cuando nos reveló plenamente Su amor. Y si Dios puede amar, y en verdad ama, al pecador, en Cristo Jesús, después de esta manifestación de odio, rebelión y maldad, ¿cuál no será este amor? Y exclama el corazón, descansando a la luz esplendorosa de aquel amor, que jamás nube alguna podrá empañar; ¡oh amor poderoso, admirable, sorpren­dente y sin igual! Es cual océano sin playa, sin medida ni límites, de donde nacen las diez mil corrientes de la gracia viva, para refrescar a los cansados en el camino, y para confirmar nuestras almas en fe y santidad.
Era este amor el que inundó el corazón del apóstol Pablo mientras escribía los once primeros versículos de este capítulo - quizás los más ricos que se nos hayan dado -, en manifestación del amor divino.
"Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." (Romanos 5: 6-8).
Este es el Evangelio de la gracia de Dios; el nuevo principio esta­blecido por Dios en Sus relaciones, o trato, para con el hombre, el cual está ahora en Su presencia, completamente perdido. Desde el principio hasta la Cruz, todas las relaciones de Dios con la huma­nidad - ya sea con individuos, ya sea colectivamente por dispensa­ciones -, sólo han demostrado que el ser humano es absolutamente opuesto a Dios en su naturaleza y sin esperanza de remediar su con­dición: por consecuencia, el amor que Dios le ha demostrado después, debe ser por excelencia gratuito y perfecto. Jamás se ha encontrado en el hombre algo que pudiera inducirle a Él a manifestar Su divino amor; sino al contrario, se ha hallado en el hombre mucho para disuadirle a Él.
Mas ahora todo ha cambiado. Dios desiste de los derechos de su soberanía: la gracia reina; pero no sobre las ruinas de la ley y de la justicia (no por desconocer las demandas de Dios, ni pasando por alto la culpabilidad del hombre) sino por medio de la justicia consumada para con Dios y la vida eterna para el perdido pecador, por Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. "Pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia." (Romanos 5: 20-21; LBLA).
Afirmamos que éste es el Evangelio en su relación hacia Dios: sus efectos respecto al hombre se manifestarán en verdadera fe, arre­pentimiento según Dios, y una vida de santidad: ¡ojalá comprendiéramos mejor esto, pues cuando se acepta con sencillez hasta la menor duda queda cancelada! Si yo sé que Él me ama con un amor perfecto, después de haber conocido mi pecado y culpabilidad en su pleno alcance, entonces ningún mal puede brotar en mi corazón que El no supiera de antemano, y que no haya juzgado plenamente en la cruz de Cristo, y apartado de su vista para siempre.
Pero tal vez alguien preguntará: «¿No amaba Dios al pecador antes de la muerte de Cristo?» Por cierto que sí. Un perfecto amor anidó siempre en el corazón de Dios para con el hombre. La muerte del Señor Jesucristo nos muestra la expresión del amor de Dios hacia nosotros, y el carácter o grandeza de aquel amor se revela comparando la condición de aquellos por quienes Cristo murió. Un amor pleno, perfecto y activo siempre moró en Su corazón: y Su grande objeto fue siempre la reconciliación del hombre con Él. Dios nunca fue enemigo del ser humano, por lo tanto Él no necesitaba reconciliarse: al contrario, Él "estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados." (2 Corintios 5:19).
Muchísimos pasajes de las Sagradas Escrituras vienen a la memoria en prueba de esta pacificadora verdad, tales como: "En esto fué manifestado el amor de Dios hacia nosotros, en que ha enviado Dios a su Hijo unigénito al mundo, para que nosotros vivamos por medio de él." Y este: "nosotros hemos visto y testificamos que el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo." (1 Juan 4: 9-19; VM).
Sí, ¡qué bendición para nosotros al estar este amor siempre allí!; aun siendo rechazado, no menoscabó en lo más mínimo. Pero la muerte de Cristo abrió el camino para su plena revelación, y para consumar todo propósito de la gracia. Ningún lazo de unión existió entre Dios y el hombre en la carne: a cambio de tanto amor, solo recibió odio; jamás hubo respuesta alguna en el corazón humano a Su más tierna invitación. Pero Cristo, en Su muerte glorifico a Dios respecto al pecado; Él cumplió con toda justicia; Él lleno o satisfizo las mayores demandas del cielo y las más hondas necesidades del hombre. Así fue exaltada la ley y la promesa establecida en Su persona; y con respecto al pecado, en Su muerte y resurrección ha obrado una base justa para la perfecta manifestación de la naturaleza y carácter divinos. Ahora Dios toma Su propio lugar, y revela lo que Él es hacia el pecador, en Cristo Jesús.
Ya vimos lo que es el hombre: ahora, veamos lo que Dios es, y cuáles son los frutos de Su amor.
El apóstol dirige después nuestra atención a lo que nosotros lla­maremos las primicias del perfecto amor: la muerte de Cristo, un Objeto de meditación para la fe, pero fuera de nosotros mismos. "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos." (Romanos 5:6). Jamás fue revelada verdad alguna tan difícil de creerse por el hombre como lo es ésta. Es tan opuesta a todos los pensamientos, afectos, ideas y obras humanas que el hombre no puede comprenderla. ¿Quién ha oído jamás hablar de un amor por el cual hayan sido esparcidos sus más preciosos dones sobre implacables enemigos aunque sin fuerzas? - «¡Harás esto!...» «¡No hagas aquello, o su­frirás las consecuencias!...» Estos mandamientos el hombre puede fácil­mente comprenderlos, son lógicos, conformes a su razón. Pero que por amor se le diga (tras haber probado que no hay nada en el ser humano sino un odio que no cambiará jamás, y cruel como la muerte), «He abierto las cataratas del cielo para que Mi amor fluya plenamente, sin medida ni obstáculo capaz de detenerlo, para vuestra eter­na salvación», esto sobrepasa los pensamientos más elevados que pue­dan ocupar la mente humana. Que Dios ame al justo, al bueno, al santo, no causa sorpresa alguna; pero que ame a los impíos, injustos y pecadores, y haya dado a Su Hijo amado para que sufriese la muerte que ellos merecían, esto brillará siempre a través de los siglos sin fin en la eternidad como la maravilla de las maravillas.
Pero, ¿quién lo creyera?, aun en este oráculo de amor ha encontrado la criatura algo que le desagrada y de lo cual se queja. No puede sufrir la idea de que se le proclame flaco, débil, impotente. Con mayor agrado aceptaría ser llamado impío que sin fuerzas. Con repetidas pruebas y vanos intentos, espera dejar de ser impío y mejorar, rehusando doblegarse ante la humillante verdad que está com­pletamente "sin fuerza".
Pero, aquí es donde principia el Evangelio, y a donde todo hombre debe venir si es que quiere salvar su alma. Luchará por mucho tiempo contra la verdad, a semejanza de muchos, pensando que pueden hacer algo, o cuando menos sentir que están mejorándose por medio de sus obras, tal vez por medio de la oración, por leer la Palabra de Dios, o por hacer uso de los medios de gracia. Pero, ¡no!, Dios esperará hasta que - una vez despierto el pecador - él se doblegue ante el resultado de Su propia historia, conforme la ha escrito Dios mismo: incapaz de obrar el bien; muerto, moral y espiritualmente; conde­nado ya y culpable de la muerte de Cristo.
Éste es - lo repetimos -, éste es el Evangelio; no lo que el hombre es ni lo que Dios exige del hombre; sino lo que Dios es, tras haber demostrado que el ser humano es tanto impío como impotente. Una vez creído esto, la luz del cielo inunda el alma. Con su primer aliento el creyente podrá exclamar: «Dios me ama con un amor perfecto, a pesar de todo lo que soy y cuanto he hecho: Cristo murió por mí y todos los beneficios de Su muerte son míos; así que mi salvación depende no de mi propia consistencia (aunque debo ser consistente) sino de la inmutabilidad del amor de Dios y de la eterna eficacia de la sangre de Cristo. Sólo tengo que descansar en Su amor, y gozarme de los resultados de la obra de Cristo, la cual me hace idóneo para Su santa presencia.»
Pero, ¿cuál será la culpa de aquellos que rechazan al Señor Jesucristo lleno de gracia y de bondad, de aquellos que rechazan hasta el mismo Dios que quiere reconciliarlos en amor? Ellos rechazan todo aquello en que se les ofrece bendición, y el alma se condenara eternamente, porque se dio muerte a sí misma. El solo recuerdo de tal amor, y tan menospreciado, de tantas oportunidades siempre despreciadas, dará vehemencia a las llamas del fuego que no se extinguirá jamás, y vitalidad al gusano que nunca muere.
¡Tenga el Señor misericordia del lector que aún fuese inconverso, y lo guíe a tomar su verdadero lugar a los pies de Jesús y a creer lo que ha sido tan plenamente revelado. "Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos."
¡Que vuestro servicio esté vinculado únicamente con Dios; solamente con Él, y no con individuos particulares! Vosotros podéis ser animados por la comunión fraternal; vuestro trabajo puede hallar en ello refrigerio; pero tenéis que trabajar según la medida de vuestra fe y de vuestras energías individuales sin apoyaros en nadie, pues si obráis de otra manera, no podéis ser siervos fieles. El servicio ha de ser medido siempre por la fe y la comunión personal con Dios. En todo tiempo, es por la actividad individual cómo la bendición ha sido llevada a las almas, y desde el momento en que esta actividad se ha perdido, el poder del testimonio ha sido perdido también en esta tierra. La tendencia a la asociación tiene por resultado el apoyarnos los unos sobre los otros, y no siempre en el Señor.

J. N. Darby

Revista "VIDA CRISTIANA", Año 1956, No. 21.-

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Verdaderos Adoradores --Pograma de Radio la Bilia Dice



Adoración a Dios no es solamente cantar himnos de alabanza a todo pulmón en medio del ensordecedor ritmo de todo tipo de instrumentos musicales.
Adoración a Dios no es solamente cerrar los ojos y concentrarse en la grandeza y gloria de Dios.
Adoración a Dios no es solamente expresar a Dios palabras cargadas de emoción acompañadas de una que otra lagrima sincera.
Adoración a Dios tiene que ver con mucho mas que eso, mi amigo, mi amiga.
Para saber con que tiene que ver, vayamos a la primera vez que aparece la palabra adoración en la Biblia. Se encuentra en un pasaje de Antiguo Testamento. Génesis 22:5 donde dice: "Entonces dijo Abraham a sus siervos; esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros".
Abraham, el amigo de Dios, sé esta aprestando a adorar a Dios.
Veamos los entretelones de la adoración de Abraham para apreciar con cabalidad lo que es realmente la adoración.
En primer lugar, notamos que hubo una revelación de Dios a Abraham. Generis 22:1-2 dice: "Aconteció después de estas cosas. Que probo Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré".
La adoración a Dios por parte de Abraham tuvo su origen en una revelación de Dios a Abraham. Aun sabiendo que Isaac era el único hijo amado de Abraham, Dios esta pidiendo a Abraham que vaya a la tierra de Moriah y allí lo ofrezca en holocausto sobre uno de los montes que por ahora es una incógnita.
Esto fue el punto de partida para la adoración a Dios por parte de Abraham.
Igual debería ser con nosotros, mi amigo, mi amiga. Dios también se ha revelado a nosotros y su revelación la tenemos en la Biblia. Nuestra adoración debe partir de algo que encontremos en la Biblia y que este dirigido a nosotros. No se puede hablar de verdadera adoración si la apartamos de algo que la Biblia nos ha revelado.
En segundo lugar, en los mismos textos leídos, notamos que adoración tiene que ver con la entrega a Dios de algo muy precioso para nosotros. Isaac era algo muy precioso para Abraham. Era nada mas y nada menos que su único y amado hijo, pero aun así, Dios esta pidiendo a Abraham que este hijo le sea entregado en holocausto.
Lo mismo tenemos que tomar en cuenta en nuestra adoración.
Adoración verdadera implica dar algo de valor a Dios. Puede ser dinero, tiempo, posesiones y más aun la vida misma que es el bien más valioso que disponemos.
¿Sabia Usted por ejemplo que al dar nuestros diezmos y ofrendas a Dios estamos adorando a Dios?
Muchos creyentes no tienen ningún problema para cantar de corazón al Señor, o para orar fervientemente al Señor o para escuchar su palabra y piensan que porque hacen eso son perfectos adoradores de Dios, pero cuando se trata de dar dinero a la obra del Señor, allí la cosa cambia, ya no se sienten tan dispuestos a dar algo de valor al Señor y le entregan una miseria. Creyentes así deberían saber que la adoración verdadera tiene que ver con dar a Dios algo precioso.
En tercer lugar, la adoración a Dios tiene que ver con obedecer lo que Dios nos ha revelado.
¿Que hizo Abraham tan pronto recibió la revelación de Dios por la cual debía ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio?. Veamos lo que dice Génesis 22:3 "Y Abraham se levanto muy de mañana, y enalbardo su asno, y tomo consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y corto leña para el holocausto, y se levanto, y fue al lugar que Dios le dijo".
Aquí tenemos a Abraham cumpliendo al pie de la letra con lo que Dios le había dicho, eso es adoración a Dios mi amigo, mi amiga.
Que triste que nosotros muchas veces somos rebeldes hacia Dios y no cumplimos con lo que sabemos que debemos hacer y sin embargo presumimos de estar adorando a Dios. Si la obediencia a la palabra de Dios esta ausente de nuestro comportamiento como creyentes, no estamos adorando a Dios por mas que nos cansemos de cantar himnos de alabanza.
En cuarto lugar, la adoración a Dios tiene que ver con una decisión deliberada de separación para Dios. Génesis 22:4-5 dice: ''Al tercer día alzo Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros".
Estar en compañía con sus siervos fue bueno y necesario para Abraham, pero solamente hasta cierto punto. Cuando llego el momento crucial de subir al monte para adorar a Dios. Abraham se separo de sus siervos.
Lo que pasa mi amigo, mi amiga, es que la adoración es un asunto entre el creyente y Dios. Demanda una devoción total y absoluta a Dios. Si queremos adorar a Dios en verdad debemos dejar a un lado todas las cosas que distraigan nuestra atención de la gloriosa persona a quien estamos adorando.
Es lamentable que con no poca frecuencia cuando decimos que estamos adorando a Dios nuestra mente esta volando de un lado para otro como una ágil golondrina y nos cuesta mucho el concentrarnos en la majestad de nuestro Dios soberano.
En Quinto lugar, la adoración a Dios tiene que ver con un renunciamiento voluntario al yo. Esto es lo que vernos en Génesis 22:6 "Y tomo Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y el tomo en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos".
Este es un perfecto cuadro de renunciamiento por parte de Abraham. A pesar de saber que estaba por sacrificar a su propio hijo, puso sobre él la leña y tomo en su mano el fuego y el cuchillo. Abraham no pensaba en sí mismo, había renunciado al yo, pensaba solamente en obedecer lo que Dios le había dicho, cueste lo que cueste. Esta es la actitud que demanda Dios para sus adoradores.
En sexto lugar, adorar a Dios tiene que ver con la fe en que cualquier cosa que pida Dios es buena para nosotros. Esto es en realidad lo que motivo a Abraham a cumplir con ese pedido de Dios.
Génesis 22:7-8 dice: "Entonces hablo Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; más ¿donde esta el cordero para el holocausto?. Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto hijo mío”.
E iban juntos Abraham sabia que Dios le había prometido muchas bendiciones en Isaac su hijo, sin embargo, ahora Dios estaba pidiendo que su hijo sea sacrificado. Abraham estaba totalmente dispuesto a degollar a su hijo, pero en lo profundo de su ser, su fe le impulsaba a creer que Dios iba a proveer un cordero para el holocausto y así salvar a su hijo o que si sacrificaba a su hijo. Dios le iba a resucitar para cumplir con la promesa que Dios le había hecho en Isaac.
Esto es fe mi amigo, mi amiga. La adoración a Dios demanda fe, una confianza plena en que cualquier cosa que Dios nos pida hacer es buena para nosotros aunque todas las circunstancias indiquen lo contrario.
Habiendo cumplido con todo esto que hemos visto, Abraham quedo listo para adorar a Dios. Génesis 22: 9-10 dice: "Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edifica allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ato a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomo el cuchillo para degollar a su hijo".
Esto es el clímax de la adoración a Dios. Dios tomo la actitud de Abraham porque en el preciso instante cuando Abraham iba a colocar el cuchillo en el cuello de su hijo, Génesis 22: 11-13 dice: " Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada: porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzo Abraham sus ojos, y he aquí a sus espaldas un camero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomo el camero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo".
Hermosa historia real. Grandioso final. Para nosotros nos ha servido de ayuda para entender lo que significa la adoración a Dios.

LA BIBLIA DICE… ESTUDIO BÍBLICO Programa No. 02-13-2007

EL PLACER DE DIOS EN LA OBEDIENCIA -- John Piper



«¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los
sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los
carneros. Porque como pecado de adivinación es la
rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por
cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también
te ha desechado para que no seas rey» (1 Samuel
15:22-23). Las noticias buenas son que Dios es un
manantial de la montaña y no un depósito de riego.
Su llenura desbordante se magnifica y NUESTROS
anhelos son satisfechos en los simples actos de tener
sed y de beber. Cuando nos volvemos de todo el
estallido y burbujeo y bebida embotellada del mundo
y nos ponemos de rodillas al lado del manantial de
agua viva de la montaña de Dios, nosotros lo honramos
y lo glorificamos y lo magnificamos como la única fuente
de alegría duradera. Y en el mismo acto de magnificarlo somos satisfechos y fuimos hechos
por Dios para vivir por el mismo. Éstas son las mejores noticias en todo el mundo –
que Dios es la clase de Dios cuyo celo para glorificar Su nombre alcanza su máxima
expresión en un acto que satisface los anhelos de mi corazón. Esto significa
que siempre que yo esté de lo más sediento y desesperado y más necesitado de
ayuda yo puedo estimular mi alma no solo con la verdad de que hay un impulso
misericordioso en el corazón de Dios sino también con la verdad que la fuente y
el poder de ese impulso son el celo de Dios para actuar por causa de Su propio
nombre. Puedo orar con los salmistas: «Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande» (25:11). «Ayúdanos, oh Dios
de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre. Y líbranos...»
(79:9). «Por tu nombre me guiarás y me encaminarás» (31:3).
Porque Dios ama la gloria de Su propio nombre, Él también toma placer en los
que esperan en Su amor y en los que expresan su esperanza en la oración.
Cuando usted espera en Dios usted glorifica a Dios como la fuente del gozo
profundo y duradero. Cuando los justos oran simplemente dan expresión a esa
esperanza que glorifica a Dios. Ahora avanzaremos un paso más adelante y
diremos que la obediencia a Dios hace que esa esperanza que glorifica a Dios
sea visible y prueba que es real en nuestras vidas. Nuestro versículo en
1 Samuel 15:22 es: «¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,
como en que se obedezca a las palabras de Jehová?»
La respuesta es claramente NO. El Señor encanta mucho más en la
obediencia que en la actuación de ceremonias del culto sin ella.
Hay dos preguntas que quiero intentar contestar con usted.
1) ¿Por qué Dios se deleita en la obediencia?
Y 2) ¿Estas noticias son buenas? ¿Son buenas noticias al escuchar que lo
que le agrada a Dios es la obediencia, o es sólo una carga desanimadora?
Antes de enfocarnos en estas dos preguntas estemos seguros que tenemos
la escena clara en nuestras mentes.
Cuando Israel salió de Egipto y atravesó el desierto, los amalecitas los atacaron.
Leemos sobre esto en Éxodo 17:8-16. Dios dio la victoria a los israelitas, pero
del mal nunca se olvidó. En Deuteronomio 25:17- 19 Dios dijo:
«Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto;
de cómo te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de
todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; Y
no tuvo ningún temor de Dios. Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso
de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad
Para que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.»
Finalmente la iniquidad de los Amalecitas está completa y el Señor ordena a Saúl,
el primer rey de Israel, a ejecutar la sentencia frase contra los Amalecitas.
La orden se da en 1 Samuel 15:2-3: «Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando
subía de Egipto. Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y
no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos.» Así que Saúl reunió su ejército y fue contra la ciudad de
Amalec. Él advirtió a los ceneos para que huyeran si querían salvar sus vidas (v. 6).
Después él destruyó a los amalecitas desde Havila hasta donde Shur,
al este de Egipto. Pero el versículo 9 describe la desobediencia fatal de Saúl.
«Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado
mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no
lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.»
El Señor vio esta desobediencia y se arrepintió de haber hecho rey a Saúl
(v. 11). Sólo una palabra breve al pasar sobre este «arrepentimiento» divino.
Dice el versículo 29 de este capítulo que «El que es la Gloria de Israel no
mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.»
Yo tomo esto para querer decir que el arrepintiéndose de Dios
(por ejemplo en v. 11) no es igual al arrepentimiento del hombre.
De hecho, es tan diferente que en un sentido no es un arrepentimiento
en absoluto, como dice el versículo 29. No está basado en la ignorancia
o el engaño. El arrepentimiento de Dios es el vuelco de su corazón en una
nueva dirección pero no uno que no estuviera previsto. Dios no se arrepiente
porque Él se le encuentra con la guardia baja por algún giro de eventos.
Eso ciertamente lo que pasaría con el hombre. Pero la Gloria
de Israel no es un hombre para que deba arrepentirse. Cuando la Biblia
dice que Dios se arrepiente, significa que Él expresa una actitud diferente
sobre algo que Él expresó antes, no porque cualquier giro de eventos fuera
inesperado, sino porque el giro de eventos fuera inesperado, sino porque
el giro de eventos hace que una actitud diferente sea más adecuada
para expresar ahora que lo que habría sido antes. Samuel está enfadado
con este giro en la actitud de Dios hacia Saúl y clama a Dios toda la noche
(v. 11, vea también 12:23). El resultado de su noche de oración es una
firme resolución para hacer lo que Dios dice. Se levanta temprano en
la mañana y descubre (15:12) que Saúl ha ido a Carmel, se ha levantado un
monumento y ha ido a Gilgal donde primeramente lo hicieron rey. (11:15).
Así que Samuel va a encontrarse con Saúl, y (en 15:13) Saúl dice,
« Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.»
Samuel pregunta (en v. 14) qué era ese balido de ovejas y bramido de las
vacas si Saúl realmente había destruido todo tal como Dios le había dicho.
Entonces (en v. 15) Saúl le echa la culpa al pueblo: «De Amalec los han traído;
porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas...» Pero nada de lo que
Saúl dice funcionará ahora. Él ha desobedecido el mandamiento del Señor
y él lo admite finalmente en el versículo 24: «Yo he pecado; pues he quebrantado
el mandamiento de Jehová y tus palabras.» Ahora nuestra primera pregunta
es esta: ¿Por qué Dios está tan disgustado con la desobediencia?
¿O positivamente, por qué Dios toma tanto deleite en la obediencia?
Por Qué Dios Se Deleita En La Obediencia Y Odia la Desobediencia
Veo por lo menos cinco razones en esta historia por qué Dios odia la
desobediencia y se complace en la obediencia. Los mencionaré en el
orden desde la menos seria hasta la más seria, según mi parecer.
1. La desobediencia muestra un temor equivocado.
Tome nota del versículo 24: «Yo he pecado; pues he quebrantado el
mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí
a la voz de ellos.» ¿Por qué Saúl obedeció al pueblo en lugar de obedecer
a Dios? Porque él temió al pueblo en lugar de temer a Dios. Él temió las
consecuencias humanas de obediencia más que el temor a las consecuencias
divinas sobre el pecado. Él temió el disgusto del pueblo más que el
disgusto de Dios. Y ése es un gran insulto a Dios. Samuel había dicho
dos veces a Saúl y al pueblo en 12:14 y 24, «Solamente temed a
Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón.» Pero ahora
el líder mismo ha temido al hombre y se ha vuelto de seguir a Dios
(1 Samuel 15:11). 2. La desobediencia muestra un placer equivocado.
Saúl intentó persuadir a Samuel que era una intención noble que lo
llevó a desobedecer a Dios y conservar las mejores ovejas y bueyes
con vida (v. 21). Él dijo que ellos quisieron sacrificar éstos al Señor
en Gilgal. Pero el Señor le había dado la visión a Samuel sobre el
verdadero motivo de Saúl y del pueblo. Lo vemos en sus palabras en
el versículo 19: «¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que
vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?»
Se lanzaron sobre el botín como pájaros hambrientos y ávidos de llenar
sus barrigas. Esta palabra, «lanzó» se utiliza antes en 14:32 para describir
cómo el pueblo cayó sobre los despojos cuando los Filisteos fueron
derrotados. Dice: «Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y
becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.»
Cuando Samuel dice en 15:19: «¿Por qué, pues, no has oído la voz de
Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?»
, él implica que el pueblo se manejó con un deseo desmesurado por toda
esa carne. (Recuerde, los que sacrifican consiguen comer la carne.)
Su placer estaba extraviado. Debía de haber estado en Dios. Pero ellos
se deleitaban más en la carne de las ovejas y bueyes que en la sonrisa
y comunión con Dios. Esto es, claro, un gran insulto a Dios, y por consiguiente muy
desagradable ante sus ojos. 3. La desobediencia muestra una alabanza equivocada.
Cuando Saúl había derrotado a los amalecitas lo primero que hizo fue
de erigirse un monumento. El versículo 12: «Fue dado aviso a Samuel,
diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento.»
Evidentemente Saúl estaba más interesado en conseguir un nombre para
sí mismo que hacer un nombre para Dios a través de la obediencia
cuidadosa a Su palabra. Él se había equivocado en la alabanza de Dios
y la buscó para sí mismo. Este pecado es aun peor cuando se leen los
versículos 17-19: «Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios
ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha
ungido por rey sobre Israel? Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve,
destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los
acabes.¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto
al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová.» Previamente en
9:21 Saúl parecía asombrado que Dios lo escogería para ser el rey sobre
Israel cuando él era de la tribu más pequeña, la tribu de Benjamín, y
de las familias más pequeñas de su tribu. ¡Y él debía quedar asombrado!
Si él quisiera el honor él debía de haber quedado asombrado y satisfecho con el
honor que Dios le había dado. ¿Esto es el punto que Samuel señala aquí
en el versículo 17 – ¿Por qué eres impulsado por un deseo maligno por
la gloria humana cuándo Dios te ha dado de hecho un privilegio
glorioso como es el de ser la cabeza de las tribus de Israel y el rey
ungido del pueblo de Dios? Pero Saúl no estaba satisfecho con la gloria
de Dios y el honor de ser Su rey escogido. Él quería su propia gloria y
su propia alabanza. Y el camino sumiso de la obediencia no ofrece ese
tipo de alabanza y gloria. Así que hizo las cosas a su manera.
4. La desobediencia es como el pecado de adivinación.
Ahora estamos en el terreno textual explícito. Ésta es la razón misma
que da Samuel para decir por qué la desobediencia es desagradable
a Dios en 15:22-23: «Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios,
y el prestar atención que la grosura de los
carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión.»
Dios había puesto la adivinación en la misma categoría con las cosas horribles
que Él odia en Deuteronomio 18:10-12: «No sea hallado en ti quien haga
pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación,
ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni
quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová
cualquiera que hace estas cosas...» ¿Por qué la rebelión y la desobediencia
son como el pecado de adivinación? La adivinación busca de saber qué hacer
de una manera que ignora la palabra y el consejo de Dios. Y eso es
exactamente en lo que se basa la desobediencia. Dios dice una cosa, y nosotros
decimos, pienso que consultaré otra fuente de
sabiduría – a saber, ¿cuál? ¡YO MISMO! La desobediencia de la palabra de
Dios pone mi propia sabiduría en el lugar de Dios y así insulta a Dios como la
única fuente segura y fiable de sabiduría.
5. La desobediencia es idolatría.
Esto es lo que Samuel dice en la última mitad del versículo 23:
«Porque como pecado de adivinación es
la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación.»
Cuando Dios dice una cosa y nosotros consultamos al mago
pequeño de nuestra propia sabiduría y después obstinadamente
escogemos ir por nuestro propio camino, somos idólatras. No sólo hemos
escogido consultarnos a nosotros mismos como una alternativa a Dios,
y así llegamos a ser culpables de adivinación, pero vamos más allá de
eso y realmente estimamos la dirección de nuestra propia mente por
encima de la dirección de Dios y nos volvemos culpables de idolatría.
Y lo peor de todo, el ídolo es nuestro propio ego.
Así que es obvio que Dios estará disgustado con la desobediencia porque
en todos los puntos es un ataque a Su gloria.
• Establece el temor al hombre en lugar del temor de Dios.
• Eleva el placer en las cosas por encima del placer en Dios.
• Busca un nombre para sí mismo en lugar de un nombre para Dios.
• Consulta la sabiduría del ego en lugar de estar satisfechos con la
voluntad de Dios.
• Y atribuye más valor a los dictados del ego que a los dictados de Dios
y así intenta destronar a Dios
rindiendo su lealtad al ídolo de la voluntad humana.
Pero la obediencia, siendo exactamente lo contrario, en todas estas cosas
entroniza y honra Dios. Y por consiguiente Dios tiene placer en la obediencia.
¿Son Buenas Noticias Que Dios Se Deleita En la Obediencia?
Ahora nos volvemos a la segunda pregunta que planteamos al principio:
¿Estas son buenas noticias? ¿Son buenas noticias saber que Dios se deleita
en la obediencia, o es simplemente otra carga?
Yo pienso que son buenas noticias. Y hay seis razones por lo menos por
qué pienso así. Sólo tenemos tiempo para mencionarlos brevemente.
1. El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque significa
que Él es digno de alabanza y fiable. Si Él no se deleitara en la obediencia
Él sería una contradicción viviente: amando Su gloria sobre todas las cosas
y sin embargo no contento con las acciones que hacen que se gloria sea
conocida. Él sería hipócrita y sus palabras serían falsas. ¡Su belleza
desaparecería y con él todo nuestro deleite! Y Él sería inestable porque
no se puede confiar en un Dios cuyos valores son tan inconstantes que
Él se exalta un momento y aprueba los insultos el siguiente.
2. El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque garantiza
la promesa que algún día la gloria de Dios ciertamente llenará la tierra como
las aguas cubren el mar. Si Dios fuera indiferente a la desobediencia no
habría ninguna certeza de que se habría ninguna seguridad de que el
Siglo venidero estaría libre de toda la conducta que deshonra a Dios.
Pero porque Él odia la desobediencia y ama la obediencia podemos
estar seguros que nuestro anhelo por un mundo lleno de la gloria de
Dios realmente llegará a suceder.
3. El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque muestra
que la gracia de Dios es un poder glorioso y no sólo una débil tolerancia del
pecado. La gloria de la gracia de Dios no se ve sólo en el hecho de que Dios
pasa por alto los pecados de los creyentes sino que también se ve en el hecho
que erradica esos pecados gradual, final, y victoriosamente erradica esos
pecados. Si Dios no se deleitara en la obediencia, la gloria de la gracia
soberana nunca podría verse en su poder para conquistar el pecado.
4. El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque Sus
mandamientos no son demasiado difíciles. Sólo son tan difíciles de obedecer
tanto como Su gloria es difícil de querer y Sus promesas son difíciles de
creer. Deuteronomio 30:11 dice: «Porque este mandamiento que yo
te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.» Y 1 Juan 5:3
dice: «Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos;
y sus mandamientos no son gravosos.» 5. El deleite de Dios en la obediencia
son buenas noticias porque todo lo que Dios nos ordena es para
nuestro bueno. Así que aquello en lo que Dios realmente se deleita cuando
se deleita en nuestra obediencia es nuestro profundo y duradero gozo.
Deuteronomio 10:12-13 dice: «Ahora, pues, Israel, ¿qué pide
Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos
sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová
y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?»
6. Y finalmente el deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias
porque la obediencia que Él ama es la obediencia de la fe. Y la fe significa
depositar toda nuestra esperanza en la misericordia de Dios. Y la
misericordia significa que nuestra obediencia no tiene que ser perfecta;
sólo tiene que ser penitente. «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
Justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad»
(1 Juan 1:9). Dios todavía es un manantial en la montaña y no un depósito
de riego. La obediencia no es una brigada de cubos para satisfacer la
necesidad de Él. La obediencia son los esfuerzos de las «relaciones públicas»
irreprimibles de los que han saboreado y han visto que el Señor es bueno.

GALATAS 1 -- Libertad en Santidad

GÁLATAS

RETOS DESDE LA CRUZ

LA EPÍSTOLA DE LA CRUZ Y EL ESPÍRITU (1)

La Pasión de Pablo -- la Libertad en Santidad

Dr. G Ernesto Johnson

Instituto Bíblico Rio Grande

El Mensaje destacado de Gálatas

Esta nueva serie tiene por objetivo el de profundizar la relación crítica entre la obra de la Cruz y el ministerio del Espíritu en la vida diaria del creyente. Mi meta no es un estudio teórico sino práctico y personal. Dejo a un lado unos asuntos de la exégesis y el trasfondo para tocar las fibras de nuestra vida espiritual. Pero quiero que el texto inspirado nos hable y nos rete a que andemos más cerca del Crucificado.

Sin duda alguna, podemos llamar al Apóstol Pablo, el Apóstol de la Cruz, pero tantas veces hoy día se ha separado la verdad distintiva de nuestra identificación con Cristo, muertos al pecado (Rom. 6:2), muertos a la ley (Rom 7:4) de la llenura del Espíritu Santo (Rom. 8:1-4). Tal separación es ajena al mensaje a los Gálatas. O se oye sólo de nuestra posición teológica en Cristo o se oye sólo de una experiencia por buscar. El libro de Gálatas nos ayudará a ver como Pablo une las dos verdades que resultarán en una vida de victoria y santidad, libertad sin libertinaje.

Pablo en Galatas 5:1 pregona estas verdades al empezar la tercera división de la carta: "Estad, pues, firmes, en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud." Pone en buen equilibrio la exhortación de Gal. 5:13: "Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros." Estos dos versículos constituyen una buena definición de la vida cristiana. Prosigue Pablo a decir: "Digo, pues:'Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne.'"



Lo Relevante del mensaje a los Gálatas hoy


Como nuevas criaturas en Cristo queremos heredar toda la herencia nuestra en Cristo. Tantas veces se oye: "Pero todavía te falta algo. Necesitas buscar esto y el otro." Otras voces nos prometen las grandes experiencias, nuevo poder, los milagros, la prosperidad, las profecías, la última novedad que dura poco tiempo. Frente a tales pretensiones nos sentimos inferiores porque no tenemos la última oferta. Tantos hermanos sinceros han caído en esta trampa. No hablo en contra de la verdadera obra del Espíritu, pero siempre será unida al mensaje de la Cruz, muerto a la carne y vivo para Dios.

Pero aquí suena la importancia del mensaje balanceado de la Cruz y el Espíritu. Pablo lo pone en claro. Dice él: "Ni por un momento puedo tolerar semejante error." Es un error sutil – el legalismo de aquel entonces, es decir, agregar algo más a la obra de Cristo como si pudiera agregarnos una espiritualidad mayor. En carne propia Pablo lo confronta y lo deshace con un argumento apasionado. Vemos en Gálatas otra cara del gran apóstol, intolerante ante una falsa espiritualidad no fundada en la Cruz de Cristo. Dos veces lo llama una maldición, un «anatema» (Gal. 1:8.9). Eso es bien fuerte.


La Distinción de Gálatas

Esta carta a los Gálatas es una carta muy diferente de las demás epístolas; vemos y palpamos la pasión de Pablo por un mensaje cristo-céntrico y cruz-céntrico. Pablo vivía en carne propia el rechazo de sus convertidos (Gal. 4:16), sintió la sutileza de lo agregado al mensaje de la Cruz (Gal. 3:1). Lo agregado bajo el pretexto de mayor santidad y espiritualidad era en realidad una distracción y un sustraer de la suficiencia de la obra y la persona de Cristo. Para Pablo era otro evangelio y él lo condenó en tonos vehementes.

La carta a los Gálatas se destaca de sus demás epístolas. Pablo se emociona, suelta sus afectos para con los hermanos (5:13,14); siente las heridas que le dan, habla en términos muy fuertes hasta decir: "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído." No hay palabras más fuertes. Termina por decir: "!Ojalá se mutilasen los que os perturban!" (5:12). Pablo se defiende a sí mismo y su apostolado en Gálatas.1, 2, su enseñanza doctrinal de la gracia frente a la ley en Gálatas. 3, 4 y aplica con amor, pasión y vehemencia el mensaje de la Cruz y el Espíritu Santo en el andar diario del creyente en Gálatas 5,6.


Lo Distintivo de Gálatas ante las demás epístolas paulinas.

Comparemos esta epístola con las demás. En Romanos Pablo serenamente traviesa las mismas doctrinas de la justificación y la santificación en forma dialogal, definiendo, describiendo y aplicando las verdades de la Cruz. Lo curioso parece que la carta a los Romanos fue escrita de Corinto (c. 57) en una época de paz y resolución del problema de los Corintios. Gálatas fue escrita probablemente poco antes y desde Éfeso o en camino a Macedonia antes de llegar a Corinto. No hay toque personal en Romanos hasta el final del libro. En Gálatas Pablo está al frente y en el centro como hombre y protagonista por la verdad. Lo significante es que no haya ninguna nota de gracias dada a los gálatas sino sólo un profundo sentido de peligro y decepción al dirigirse a los gálatas. Aun a los Corintios tan difíciles, les dio las gracias, pero a semejante herejía de ninguna manera no la podría tolerar nunca.

La primera carta a los Corintios fue una carta sumamente correctiva, respondiendo a una serie de graves problemas en la iglesia; la segunda carta escrita en la misma época de Gálatas revela el mismo corazón de Pablo bajo ataque como la a los Gálatas. Son dos cartas que nos dan una vista de Pablo bajo el microscopio. Las dos cartas son gemelas en cierto sentido. Pablo vivía lo que llamó: "Y además de todas cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación de todas las iglesia." (2 Cor. 11:28).

Las cartas carcelarias, Efesios, Filipenses, y Colosenses y la carta personal a Filemón escritas desde la cárcel son cartas dirigidas a unas iglesia que marchaban bien con relativamente pocos problemas. Pero Pablo siempre vuelve a la misma solución de cualquier problema por exponer la obra de la Cruz y la presencia del Espíritu Santo.

Las cartas a los Tesalonicenses nos dan otra página del ministerio de Pablo siendo plantador de las iglesias por quienes escribe con buena doctrina y afecto siempre poniendo en alto la santificación y la segunda venida de Cristo como fuertes motivaciones para la santidad.

Las cartas pastorales, Primera y Segunda a Timoteo y a Tito exponen las urgentes necesidades de la santidad en el liderazgo y la organización de las iglesias locales como expresión del Cuerpo de Cristo. Aquí se ven en Pablo el corazón pastoral, su amor para con sus hijos en la fe y su alto concepto de la iglesia local.

Este repaso sitúa bien lo destacado de Gálatas como una carta escrita del corazón de un apasionado por Cristo, seguro de su apostolado, listo a defender el mensaje de la Cruz y hacer todo lo posible para que Cristo triunfe en sus seguidores. Otro punto que vale la pena mencionar es lo céntrico en todo lo que Pablo escribe – su énfasis en la doctrina de la santidad con su base firme en la justificación pero prosiguiendo adelante para nuestra alta vocación en Cristo Jesús.


La Epístola a los Gálatas su trasfondo introductivo

No entramos en los detalles y las discusiones con respecto al cuándo y dónde sino sólo para decir que Pablo visitó las iglesias galáticas a lo menos dos veces o en el norte de Galacia al final de su segundo viaje misionero (Hechos 16:6) o a las del sur de Asia Menor que visitó en el primer viaje y volvió a visitar en el segundo, tales ciudades como Antioquia de Pisidia, Listra y Derbe. (Hechos 13:13-14:28). La primera opción de las iglesias norteñas es más antigua y la que uso. Se habría escrito por el año 57 d.C. y en camino a Corinto en su tercer viaje misionero (Hechos 18:23). Aunque no sabemos mucho de estas iglesias galáticas del norte, recibieron el mensaje y después de un relativamente corto tiempo entre el segundo y el tercero viaje se dejaron llevar por algunos judaizantes que vinieron con esta herejía.


¿Cuál fue el problema de las iglesias galáticas?

Aunque es difícil trazar los movimientos de los galos del oeste de Europa, parece que estos galos o célticas invadieron Asia Menor tres siglos antes de Cristo y luego el imperio romano los venía absorbiendo. Según los eruditos era una gente muy voluble e inconstante. [Aun se puede trazar en parte sus raíces a algunos de España y Francia y Escocia (quizá nuestros antecesores!)]. Pablo pasó por las regiones dos veces y volvió para confirmarlos. Después de su última visita (tercer viaje), supo de su vacilación y aun su rechazo del mensaje de la gracia de Dios. Con un corazón muy triste y preocupado por su muy pronta vacilación de ellos y cambio de rumbo les escribió con una urgencia no igualada en ninguna otra epístola. Pablo manifestó su decepción, amor y angustia espiritual. No fue ninguna cosa leve ni insignificante.

Entraron los que se llamaban los judaizantes. Claro que eran judíos, partidarios de la ley, quizá una separación de algunos de la iglesia de Jerusalén. Esta discordia era el mayor problema al de la iglesia primitiva. Los judíos querían judaizar a los gentiles. Pablo entendía muy bien esta tensión y enemistad porque antes era un orgulloso fariseo, comprometido con la ley de Moisés y su propia cultura judaica. Pero en el camino a Damasco y en aquel brusco encuentro con el Crucificado, Pablo se dio vuelta, llamado soberanamente a ser apóstol a los gentiles. A dondequiera que iba Pablo, éstos lo perseguían ferozmente.


La Estrategia sutil de los Judaizantes

Después de dos previos viajes a los gálatas en los cuales Dios bendijo grandemente su siembra y luego la cosecha, Pablo siente la urgente responsabilidad de hacerles frente al gran peligro de su abandono de la gracia de Cristo para la esclavitud de la ley. Se apresuró por advertirlos de la manera más directa y apasionada. Pero la táctica de los judaizantes no era atacar directamente a la persona y la obra de Cristo en la cruz sino en tratar de agregar algo como si no fuese adecuada. Decían en efecto que ciertos ritos y observaciones de la ley pudieran agregarles una mayor espiritualidad que les hacía falta. Iban a perfeccionar su verdadera espiritualidad por obedecerles. Proponían la circuncisión que antes marcaba divinamente el pacto con Abraham en el Antiguo Testamento. Parecía todo aquello muy inocente y fácil de lograr.

Pero para poder agregar su última novedad tuvieron que desacreditar a Pablo y su apostolado. Hecho estas dos cosas, queda el otro --el control de los gálatas por estos falsos maestros. Era cuestión de alienar a Pablo y de tomar posesión de esos creyentes jóvenes y sinceros. No ha cambiado mucho la misma estrategia del enemigo hoy día. Pero agregar algo a Cristo por bueno que aparezca no es nada más que deshacer lo hecho por Cristo de una vez en la Cruz. A lo perfecto no se puede agregar ni sugerir nada nunca jamás. Esto era el punto clave de la Epístola a los Gálatas. Pablo lo confronta enérgicamente basando todo en la obra consumada de Cristo de una vez en la Cruz y aplicada al corazón por el Espíritu Santo.


Las Divisiones principales de la Epístola a los Gálatas.

La introducción de Gálatas 1:1-5 presenta en forma muy concisa su apostolado genuino, la centralidad de la obra de Cristo con un saludo algo seco pero sincero. Vuelve a toca el meollo de la Cruz, la verdadera liberación de este mundo conforme a la voluntad de Dios. Todo resulta en su gloria. Ni palabra de gratitud aparece. Pablo los reconoce y la autoridad de su mensaje.

La primera división consiste en Gálatas 1, 2. Pablo expresa su sorpresa y alarma frente a su situación; lo hace de forma dramática y contundente. Luego produce sus credenciales legítimos frente a los ataques directos e indirectos de los judaizantes. Establece de manera singular el apostolado directo del Señor, ni dependiendo de ningún ser humano ni aun menos de los demás apóstoles.

La segunda división consta de Gálatas 3, 4 donde establece la debida relación entre la promesa a Abraham, la ley de Moisés agregada después y finalmente el triunfo de la gracia de Dios a través de la fe. Analiza y ataca la motivación de los maestros falsos y apela a los gálatas a que vuelvan a la gracia de Dios.

L tercera división se compone de Gálatas 5, 6. Pablo trata profundamente la relación íntima entre la gracia y la ley, la fe y las obras, el Espíritu y la carne; apela a los hermanos a llevar una vida victoriosa basada en la obra de la cruz, pero hecho bien posible por el Espíritu, el que les fue dado. Termina con su jactancia: "Pero lejos de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación" (Gal. 6:14,14).


Verdades principales por tomar muy a pecho

1.Pablo escribe a los gálatas porque los ama y teme el gran peligro del error que les traería mucho daño espiritual. Su motivación abarca su bienestar espiritual solamente.
2.Aunque no los puede felicitar por su situación actual, tiene que serles fiel al reprenderles y contestar bíblicamente la verdad de suma importancia de la Cruz y la persona del Espíritu Santo. De esta manera les define la vida victoriosa en Cristo Jesús.
3.En cierto sentido la Epístola a los Gálatas es una anticipación emocionante de la Epístola a los Romanos que sigue pronto abarcando las mismas verdades claves del evangelio pero en Romanos de una manera sistemática y teológica.
4. Esta epístola tiene una aplicación muy profunda hoy en día cuando muchos nos ofrecen una experiencia extra, los fascinantes dones, las visiones y profecías que aumentan nuestra «espiritualidad.» Gálatas habla de la ley y la circuncisión que ya no está de moda pero el peligro toma hoy una forma más sutil. Siempre parecen sustitutos de la verdad.
5.En breve, el buscar la manera de agregar algo, por buena que sea, a la obra de la Cruz es sustraer y poner en gran peligro la maravillosa gracia de Dios.

Dr. G. Ernesto Johnson

Instituto Bíblico Río Grande

www.kneillfoster.com y www.obrerofiel.com

gejohnson@juno.com

GALATAS 2 -- Abandono de la Gracia ?

GÁLATAS

RETOS DESDE LA CRUZ


GÁLATAS –LA EPÍST0LA DE LA CRUZ Y EL ESPÍRITU SANTO (2)

El Escándalo de su abandono de la gracia

Gálatas 1:1-10

Dr. G. Ernesto Johnson

Instituto Bíblico Río Grande

Introducción

En nuestro primer estudio tomamos nota del trasfondo histórico de la carta escrita por Pablo en camino a Macedonia por el año 57. Pablo acababa de haber recibido evidencia agonizante de la entrada de los judaizantes en las iglesias del norte de Galacia y la abrupta acogida que les dieron a esos falsos. Responde con una vehemencia tremenda porque se peligraba la verdad y Pablo se apresuraba a hacerles frente de manera directa y apasionada.

El meollo del problema era el acercamiento de los judaizantes o legalistas que sutilmente se insinuaban entre los convertidos sugiriendo que les faltaba algo, una mayor «espiritualidad.» Para lograrla tenían que agregar al mensaje de Cristo un apego a la ley, en este caso, la circuncisión y el guardar de días y costumbres de los judíos. Sin duda apelaban al Antiguo Testamento, pero de esta manera sustraían de la obra de Cristo consumada de la Cruz. Ponían en tela de duda el evangelio de la gracia de Dios. Para lograr controlar los afectos de los hermanos estos falsos tenían que cuestionar mucho el apostolado y el llamado de Pablo, quien era su padre en la fe. El problema de los legalistas había atormentado la iglesia primitiva y era el peor enemigo de Pablo en sus giras entre los gentiles.


La Defensa del Evangelio de la Gracia y el Saludo de Pablo Gálatas 1:1-5.

Toma nota de las preposiciones: de hombre, por hombre sino por Jesucristo.[1] La autoridad y su mensaje de gracia de Pablo no vienen a través de la iniciativa de los hombres. No es ni de fuente humana ni tampoco por el canal de los hombres. En agudo contraste vienen por el canal de su encuentro impactante con Jesús en el camino a Damasco (Hechos 9:3) y por la intervención directa de Dios Padre quien resucitó a Jesús de los muertos. Su llamado y su apostolado no admiten dependencia humana alguna. Lo afirma y lo defiende. Por una inferencia sucinta Pablo se separa de una vez de sus adversarios que no tienen esas credenciales divinas. No tiene que presentar sus credenciales. Ellos lo son.

Su saludo a los hermanos es conciso y no efusivo como aquel a los demás hermanos de otras iglesias, ni al de los corintios con todos sus problemas. Sí que él los llama hermanos en las iglesias de Galacia porque él presenció su conversión. Pero se siente uno ya una tensión y problema grave. De nuevo Pablo da una intervención doctrinal que respira la autoridad del evangelio. En versos 4 y 5 reafirma la esencia del evangelio con claridad: "el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."


En esta brevísima afirmación doctrinal, Pablo vuelve a la Cruz: "se dio a sí mismo para librarnos." Es cuestión de un verdadero rescate del peligro de la apostasía. Anticipa Pablo el énfasis de ellos sobre ritos y costumbres judaizantes de este presente sigo malo; tales ritos van pasando, perdiendo su valor. Por contraste el evangelio de la gracia de Dios permanece para siempre y va ganando su valor en lugar de irlo perdiendo. Y todo esto es para la gloria de Dios, el supremo atributo divino, que incluye todo lo infinito de Dios en una sola palabra que desafía descripción adecuada. Esta introducción afiladora nos prepara para la fuerte reacción de Pablo frente a esta apostasía potencial. Es una apostasía en desarrollo y Pablo lo va a desafiar.


El Gran Peligro -- El Escándalo del Abandono de la Gracia de Dios Gal. 1:6-7

De golpe Pablo les desafía con la sorpresa, el afán y la indignación santa de esta vuelta tan precipitada de parte de sus hijos en la fe. "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente" (Gal. 1:6). No da vueltas antes de llegar a su carga pesada. Dice que no puedo comprender el abandono no tan sólo del evangelio que les había encomendado sino también "del que os llamó." Esto es dar la espalda a Dios mismo. Esto no es nada más que ser traidor; el término que Pablo usa es término militar: es ser renegado y desertor. No es problema de una interpretación alternativa sino un abandono, apostasía frente a la verdad de Dios. Podemos sentir el "shock" que Pablo siente.

Otro matiz en esta alegación es que abandonaron la gracia de Dios de manera tan pronta o tan irreflexivamente. Dieron un paso fatal sin tomar en cuenta las consecuencias desastrosas para seguir un evangelio diferente. Pero Pablo se corrige: "no que haya otro." Sólo puede haber uno, único y vital. Pablo escoge bien la palabra «otro» indicando no otro al lado y que acompaña sino «otro» de diferente origen, totalmente contrario en su esencia. Esto no es cuestión por debatir; llegamos más bien al corazón de la verdad. Pablo no tolera ni admite semejante comparación porque el evangelio de la gracia de Dios es de Dios; no tiene nunca otro diferente. Es cuestión o de Dios mismo o del hombre. Tal pensar sería blasfemia.

Pablo pone el dedo en la llaga: "hay algunos que perturban y quieren pervertir el evangelio." Pablo discierne bien que tras este brusco cambio hay quienes buscan seguidores que puedan controlar y usar para su propio beneficio. Tras la mala doctrina siempre hay los emisarios de Satanás que se oponen a Cristo. Más adelante en la vida Pablo escribiendo de la cárcel en Roma habla de éstos: " Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones" (Fil. 1:15,16). Tristemente hay los que hoy día hacen mercancía del evangelio para fines egoístas.


La Medida de Este Escándalo del Abandono en Camino Gal 1: 8-10


Lo que sigue en Gálatas 1 nos va a sorprender. Primero Pablo se imagina un caso hipotético, usando el modo subjuntivo como si no fuese posible. De esta manera se profundiza su "shock." "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otros evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema" (v. 8). Se supone que sí fuera el caso, sería algo tan increíble que un ángel predicara semejante sustituto falso --realmente sería imposible. Pero en el siguiente verso 9 agrega lo mismo pero con este cambio notable en el modo indicativo afirmando la presente realidad alarmante. "Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema."

Para algunos lectores pudiera ser sólo una repetición diciendo lo mismo otra vez para llamar la atención, pero los amadores de la gramática sabemos que estos dos modos, el subjuntivo y el indicativo representan dos mundos del pensar. El subjuntivo propone lo irreal, lo no muy probable, lo incierto y futuro pendiente, pero el indicativo nos trae a la realidad histórica, lo presente, lo seguro y firme. De esta manera Pablo les acerca al anatema, con tal semejante palabra fuerte y devastadora.

La palabra anatema es fortísima en su denuncia. Aparece en 1 Corintios 16: 22: "El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. El Señor viene." La historia de esta palabra es interesante. Pudiera tener un sentido positivo, algo ofrecido a Dios (Lucas 22:5), pero tiene su trasfondo histórico que se halla en el pecado de Acán en Josué 6: 17, 18. En la toma de Jericó Dios había dicho: "Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella, solamente Rahab la ramera vivirá. . . . pero vosotros guardaos del anatema, ni toquéis, no toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis." Sabemos que Acán tomó de lo prohibido, lo reservado exclusivamente para Dios para satisfacer su ira santo contra lo prohibido. Después de la derrota de Israel en Hai, Dios dijo: "Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espada, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros" (Josué 7:12).

No hubiera habido palabra más fuerte y devastadora que Pablo pudiera haber usado en esta situación. Tal es la medida de la vehemencia de Pablo contra esta plaga infiltrándose en los gálatas. Podemos sentir su indignación santa que el evangelio que les predicó esté en gran peligro de estar pervertido irremediablemente. Pablo responde: "Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo" (10). Para Pablo no pudiera haber otra motivación que complacer a Dios y honrar la gracia de Dios en su plenitud.


Aplicación del Peligro de los Gálatas presente muy Hoy en Día

Pero uno pudiera decir: ¿no es esto demasiado duro y extremoso cuando sólo trataba de agregar un rito de la ley u observación de cierto día que tiene el trasfondo en el Antiguo Testamento?

Hoy en día hay los que diluyen el evangelio a la auto-estima, la búsqueda de auto-realización y el éxito en la vida personal. Se escriben y se compran miles de tales libros con el «evangelio lite.» Pero para Pablo no era nada insignificativo porque era predicar no la gracia de Dios sino las buenas obras como el medio de aumentar nuestra aceptación delante de Dios. Agregar aun algo por bueno que pareciera de parte nuestra resulta en el orgullo religioso y Dios no aguanta eso nunca. Agregar aun algo a la obra de la cruz, a la gracia de Dios para con los inmerecidos, es invalidar la muerte de Cristo que sigue siendo la única base y medio de agradar a Dios. Nos queda creer y obedecer la Palabra de Dios en su sencillez con el resultado de la llenura del Espíritu Santo y el fruto del Espíritu.

Hoy en día hoy tantos que quieren que agreguemos algo por buscar, algo que pudiéramos hacer para ser «más espirituales». Algunos buscan ser apóstoles por el poder y la influencia que les da; otros buscan la profecía para que puedan manipular e impresionar a los demás. Hay «encuentros» donde el énfasis es una nueva experiencia, nueva «bendición», nuevo "thrill."

Hoy día en muchas partes del mundo «la Teología de la Prosperidad» se predica y millones la siguen. Dicen: "Dame a mí y Dios te multiplicará en lo material." Otros dicen: "Pare de sufrir" como si fuera el evangelio. Siempre hay la nueva corriente, la próxima novedad. Pero al final de cuentas estas corrientes que ofrecen tanto no rinden ni duran. Los Adventistas del Séptimo Día promueven ciertos reglamentos, el guardar del sábado, todo para gloriarse en lo que cumplen o lo que los separa de los demás. En todo esto moderno el énfasis no es en la gracia de Dios que produce la verdadera santidad, humildad, servicio y el amor por las almas.

Siempre ha habido los extremos: el legalismo o el libertinaje. La Cruz es nuestra única protección contra los extremos. El legalismo siempre ha existido. Produce cierto tipo de «espiritualidad» basada en el orgullo «espiritual». Lo que podemos hacer por nuestras fuerzas resulta siempre en la comparación con otros pero siempre tiende hacia nuestra ventaja. La carne siempre busca donde gloriarse. Jesús mismo dijo: "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y vida." Pablo en Fil. 3:3 identifica al verdadero creyente: "Porque nosotros somos la circuncisión (la verdadera en Espíritu), los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne."


El libertinaje se desacredita por los excesos sexuales, pero el legalismo se disfraza bajo ese «orgullo espiritual» donde uno se separa de otro por ser mejor, más «espiritual», más comprometido a los ritos y reglamentos externos de la religión. Los fariseos fueron los que crucificaron a Jesús. Pablo recogen la sutileza del legalismo hace frente a él en esta epístola. Que Dios nos dé el discernimiento para reconocer donde podemos caer en esa trampa, anatema para Dios y el mensaje de la Cruz.


Principios Poderosos por Ponderar en Gálatas

1.Un buen principio en la verdad no nos garantiza un andar futuro. "Vosotros corráis bien. ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad?" Gal. 5:7.
2.Pablo es fidelísimo al bienestar de su hijos en la fe. Está dispuesto a hacerse «enemigo» de ellos para rescatar su fe. El líder espiritual se pone en peligro para contender por la fe.
3.Empieza la epístola con un breve sumario de lo esencial del evangelio. Es bien evidente que el centro de nuestro mensaje sigue siendo la centralidad de la obra de la Cruz en su plenitud. La muerte y la resurrección de Cristo es "el poder de Dios para salvación."
4.Pablo revela la pasión de su corazón para el evangelio de la cruz y a la vez revela su pasión para con los gálatas que estaban en gran peligro de ser traicionados por los judaizantes.
5.Por dos repeticiones una en el subjuntivo y la otra en el indicativo Pablo expone la gravedad de la situación espiritual. No es cuestión de unas interpretaciones de la verdad más bien el legalismo destruye la gracia del evangelio y es anatema a Dios.
6.Llega el momento de ponerse firme ante las maniobras de la carne y defender la verdad.
7.Pablo revela aquí para con sus hermanos de Galacia «tough love» (el amor duro pero sincero) de un padre espiritual en la fe. Este cáncer tiene que ser muerto o mata.
8.La aplicación para hoy es todo lo que distrae y sustrae de la centralidad de Cristo es enemigo del evangelio. Hoy en día puede ser el entretenimiento de los hermanos por la música, la exhibición de dizque don, la personalidad carismática de un «líder» etc.
9.Pablo defenderá su apostolado y por ende su mensaje contra todo ataque de la carne. No se defiende a sí mismo sino que establece su mensaje que recibió directamente por revelación y por eso es autoritativo y apostólico.
10.Para el verdadero líder espiritual, ¡que ejemplo es Pablo: pasión por el evangelio, amor para con los hermanos en peligro, fiel en corregir, apasionado por el mensaje de la Cruz!

Dr. G. Ernesto Johnson

Instituto Bíblico Río Grande

Edinburg, TX 5 de junio de 2008

www.kneillfoster.com www.obrerofiel.com y gejohnson@juno.com


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[1] J.B. Lightfoot, Epistle to the Galatians, seventh edition, (London: MacMillan and Co), 1881, 71. Quedo endeudado mucho a los comentarios de este erudito ingles que había hecho un estudio minucioso de esta epístola. Sigo a menudo sus notas exegéticas y tienen el apoyo de la historia de la exposición bíblica.

GALATAS 3 -- Pablo defiende el Evangelio

GÁLATAS

RETOS DESDE LA CRUZ


GÁLATAS – LA EPÍSTOLA DE LA CRUZ Y EL ESPÍRITU SANTO (3)

Pablo defiende su evangelio contra los judaizantes

Gálatas 1: 11- 2:10

Dr. G. Ernesto Johnson

Instituto Bíbico Río Grande

Introducción


Pablo hace frente directamente al peligro de los gálatas, el de sus propios hijos en la fe. Con amor pero con franqueza, los desafía por declarar su gran peligro que les acarrea el posible abandono del evangelio de la gracia de Dios. Están a punto de ser anatema ante Dios por aceptar sin reflexionar sobre los argumentos sutiles de los judaizantes que efectivamente niegan la suficiencia de la gracia de Jesús. Los judaizantes pueden admitir la obra de Cristo, pero quieren agregar algo más que hacer que resulte en una "espiritualidad" superior. Tal es el espíritu del legalista. "Soy mejor que tú porque guardo estas reglas o ritos." Pero Pablo afirma que tal paso dado negaría a Cristo y rendiría inútil y en vano toda la obra de la Cruz. No es posible agregar nada a lo ya perfecto. Basta Cristo o no basta. No hay tercera vía.


Pablo defiende su apostolado y su evangelio


Los judaizantes buscaban la manera de desacreditar a Pablo y su apostolado. Para separar a los gálatas de su padre en la fe tuvieron que cuestionar sus credenciales. Le costó a Pablo hablar de sí mismo, pero tenía que establecer su procedimiento desde su conversión. Los judaizantes siempre habían seguido a Pablo en sus viajes misioneros atacando su abandono de la ley y, según ellos, su traición de su herencia judía. Tergiversaban su ministerio para establecer sus propios fines de elevar el guardar de la ley y por ende invalidar la gracia hallada sólo en Cristo.


El primer argumento de Pablo – su propio trasfondo en el judaísmo Gál. 1:11-14


Antes lejos de no desconocer a la ley, Pablo superaba a todos en su celo, su compromiso por establecer la ley de los padres. Sólo una intervención divina y dramática pudiera haberle cambiado el rumbo. Lucas nos recuerda: "Y Saulo consentía en su muerte (Felipe, el primer mártir) . . . y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel" ( Hechos 8:1,3). "Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor vino al sumo sacerdotes, y pidió cartas . . . a fin de que los trajese presos a Jerusalén" (9:1) No habría la manera de explicar su vuelta absoluta de ser perseguidor a ser defensor de la gracia de Cristo. Él podía decir con plena confianza: "yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno sino por revelación de Jesucristo" (1:12). La transformación de Saulo, el perseguidor de la fe al predicador de la fe, no admite otra explicación. No tuvo tiempo ni voluntad de estudiar y asimilar este mensaje. La gracia de Dios obró de tal manera en él.


El segundo argumento – el llamado sobrenatural y la historia de su pasado Gál. 1:15-24


A Saulo no le resultó otra opción porque le agradó a Dios desde el vientre de su madre revelar a Jesús en él. Cualquier creyente del Antiguo Testamento pudiera aceptar semejante hecho. Considérese el nacimiento de Isaac, de Jacob, de Samuel, de Juan el Bautista. Dios así los escogía a los llamados. Tal intervención divina fue con el fin de revelar a Jesús y que lo predicara como "luz a los gentiles." A continuación inmediata ni consultó con hombres por grandes que fuesen. Pudieran revisar su itinerario después de su conversión: después de pocos días salió de Damasco, fue a Jerusalén, pero no lo quisieron aceptar por su previa mala fama. Sólo por la intervención de Bernabé pudiera conocerlos Saulo. Luego fue a Arabia y volvió a Damasco; tres años después finalmente fe a Jerusalén para ver a Pedro y de paso a Jacobo, pero se quedó sólo quince días. Finalmente fue a las regiones de Siria, su patria, y los hermanos sólo sabían de él por nombre, pero "glorificaban a Dios en mí."


Tercer argumento – el Concilio de Jerusalén Gál 2: 1-5; Hechos 15:1-35


Pablo ahora recuenta una visita formal convocada por los líderes de la iglesia madre en Jerusalén. El problema era precisamente el problema que angustiaba a Pablo y a sus lectores. Detalladamente Pablo dice que fueron catorce años desde de su última visita corta a Jerusalén. J. B. Lightfoot calcula que la conversión de Saulo de Tarso fue en 36 a de C, su primer visita a Jerusalén en 38 y el Concilio de Jerusalén fue en 51 (p. 102). Todo esto de las fechas y eventos fue para confirmar ni tiempo tenía ni deseaba tampoco adquirir de otros el mensaje de la gracia de Dios. Todo apuntaba hacia una revelación que prestaría autoridad y autenticidad en comparación con las alegaciones de los judaizantes que su mensaje era inferior.


Se convocó esta augusta audiencia con el fin de resolver una vez para siempre el problema que perturbaba la iglesia en su avance al mundo gentil; Pablo estaba al frente de este movimiento. El problema por tratar era crucial: ¿tenía que hacerse judío el gentil que confía en Cristo? ¿Era obligatorio que el creyente gentil observara como los judíos los ritos y ceremonias permitidas en esa primera generación de creyentes? ¿La circuncisión, la señal del judío, se debía requerir al gentil? Es cierto que había judíos creyentes débiles en la fe y además hubo hermanos falsos (Gál. 2:4) que apoyaban tales restricciones. Para Pablo y Bernabé la pura gracia del evangelio de Dios estaba envuelta en gran peligro y muy en juego.


Pablo con mucho coraje y delicada sabiduría iba con Bernabé y con Tito, un gentil como toque de piedra. Por revelación de Dios ( 2:2) iba Pablo para presentar primero ante los de "cierta reputación" el fruto de su ministerio entre los gentiles. Sabiamente quería tener la audiencia primero entre los supuestos dirigentes y no ante los de doble ánimo. Tito fue recibido bien como hermano gentil en Cristo sin tener que ser circuncidado. Se complicaba la cosa por los falsos hermanos que habían infiltrado entre los hermanos judíos para espiar la libertad que en Cristo tenían los creyentes. Frente a tales falsos "ni por un momento accedimos a someternos para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros." (2:5).


Cuarto argumento – el resultado del Concilio de Jerusalén Gál. 2:6-10


Pablo sin faltar respeto alguno a los dirigentes dijo: "Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa: Dios no hace acepción de personas) a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron" (2:6) Triunfó, pues, el mensaje de la gracia. Hubo la sugerencia que ayudasen a los pobres lo cual Pablo siempre había hecho (10). Otra victoria muy importante fue que el Concilio reconoció oficialmente los dos ministerios de los apóstoles de mayor renombre: Pedro el apóstol a los judíos y Pablo confirmado y apoyado como el de los gentiles. Todo esto era un paso gigantesco tomado para la libertad en Cristo, nada requerido de la ley sino sólo la pura gracia y fe en Cristo. Además Jacobo (medio hermano de Jesús), cabeza de la iglesia en Jerusalén, Cefas (Pedro) y Juan le dieron "la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión" (2:9).


¿Qué quiere decir esto para los Gálatas?


Quizá nos parece todo esto un detalle somero de la historia ya pasada. Pero no lo habría sido. En el momento crítico del desarrollo de la expansión del evangelio, las consecuencias habrían sido más allá de nuestra comprensión presente. Si hubiera resultado de otra manera, Cristo habría muerto en vano. No pudiera haber habido mayor catástrofe que habría rendido nula la muerte expiatoria de Jesús. En el pasaje que sigue, el cual trataremos en el próximo estudio, Pablo dice al final: "No desecho la gracia de Dios; pues por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió en vano Cristo" (Gal. 2:21). ¿Pudiera haber habido más desastrosa consecuencia? De ninguna manera. Guardar la ley habría puesto la base de las obras religiosas, las tradiciones, los ritos litúrgicos, las obras buenas como medios humanos para la salvación.


¿Qué quiere decir esto para nosotros hoy?


En la naturaleza humana hay la necesidad de aportar algo para que uno se sienta bien. Si logro algo, tengo valor; el constante deseo de dar, de hacer, se ve en tanta actividad religiosa. Tras tal actividad es la confianza en sí que sí se puede. El testigo de Jehová tiene que visitar de casa en casa con la esperanza de alguna recompensa futura. Asistir a la misa trae algún mérito futuro. Difícil es aceptar la premisa bíblica que no podemos nada. La Cruz de Cristo nos elimina en términos de nuestra aportación. Sólo recibimos con la mano vacía, dando gracias por el favor de la gracia de Dios en Jesús. Cristo dijo: "Sin mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). El orgullo humano en el incrédulo o en el creyente es tal que quiere tener valor en alguna forma. Para el incrédulo la salvación en Cristo es demasiado simple. Le quita su valor. Para el creyente siempre hace algo para aumentar su «orgullo espiritual.» Tal es la plaga del legalismo siempre presente.



Cristo da el caso definitivo de tal auto confianza en sí en Lucas 18: 9; "A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros . . . Dos hombres subieron al templo a orar: un fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: 'Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, no aun como este publicano.'" Ni le interesaba a Dios oír la lista de sus dizques buenas obras. Pero al contrario el publicano con una simple oración logró la justificación porque del corazón dijo: 'Dios, sé propicio a mí pecador.'" Cuando Cristo es todo y yo nada, allí está el perdón y la bendición de Dios; tal es el mensaje de la cruz: "Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí" (Gal. 2:20).


Ahora en forma mucho más sutil puede haber en práctica hoy que Cristo nos salva, pero, un gran «pero», hay algo más que debemos adquirir: una nueva experiencia, un don especial, una sanidad, una profecía, una novedad por descubrir. Claro algunas de estas experiencias Dios nos puede dar, pero nunca sería aparte de la obra de Cristo en la cruz; no sería para nuestro orgullo espiritual, ni para nuestro interés. Dios no es quien sólo nos da prosperidad según el capricho nuestro. Cuánto más andamos con Dios tanto más profundizamos las riquezas de Cristo, pero eso siempre es para la gloria de él y la humillación nuestra ante su presencia.


En los coros del cielo tendremos sólo un cántico. "Y cantaban un nuevo cántico, diciendo; Dignos eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra . . . decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría. la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza . . . Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos" (Apoc. 5:9, 10, 12, 13).


Verdades poderosas por aprender


1. Pablo establece más allá de duda que su evangelio procedía de Dios y de ninguna manera pudiera él haberlo recibido de otro, ni haberlo aprendido de otro de mayor categoría.

2. La esencia del evangelio en Cristo es que todo gira alrededor de Dios y su iniciativa, lo que hizo de una vez para siempre en la cruz a través de su Hijo.

3. El legalismo en toda forma en que se nos presente es un rotundo rechazo de la gracia de Dios. Sustituye en alguna forma la actividad humana por la de Cristo.

4. Para el creyente hoy en día el legalismo es una sutil tentación porque sustituimos los méritos de nuestro servicio, nuestra fidelidad, nuestro andar conforme a la carne en forma tal que Dios no lo puede aceptar."Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios" (Rom. 8:8). Este verso viene en el capítulo dirigido al creyente. ¡Qué aplicación para hoy.!


Dr. G. Ernesto Johnson

Instituto Bíblico Río Grande

Edinburg, TX 78539

Agosto 30, 2008

gejohnson@juno.com y www.kenillfoster.com y www.obrerorfiel.com